Recoleta, un barrio de clase trabajadora en el norte de Santiago donde Jadue ejerce su cargo, es sede de la primera de estas farmacias. Sus descuentos que alcanzan hasta un 78 por ciento, comparado con las medicinas que se venden en otras controladas por Walgreens Boots Alliance Inc. y Fomento Económico Mexicano SAB– fueron un éxito inmediato. Hasta los ayuntamientos locales de zonas acaudaladas, que generalmente desaprueban cualquier intervención estatal, también están adoptando este modelo.
En Chile, un país donde la práctica de libre empresa es casi sacrosanta, un alcalde comunista ha sacudido el sistema, inspirando a los gobiernos locales a sumarse al negocio de farmacias y a ofrecer productos a un bajo precio al pueblo cansado de las grandes cadenas farmacéuticas.
En el último año, cincuenta y ocho gobiernos municipales han abierto las llamadas farmacias “populares” y una docena más seguirá el ejemplo en los próximos meses, según el alcalde Daniel Jadue, militante del Partido Comunista de Chile. Recoleta, un barrio de clase trabajadora en el norte de Santiago donde Jadue ejerce su cargo, es sede de la primera de estas farmacias. Sus descuentos –que alcanzan hasta un 78 por ciento, comparado con las medicinas que se venden en otras controladas por Walgreens Boots Alliance Inc. y Fomento Económico Mexicano SAB– fueron un éxito inmediato. Hasta los ayuntamientos locales de zonas acaudaladas, que generalmente desaprueban cualquier intervención estatal, también están adoptando este modelo.
“Las farmacias se han enfocado en su propio beneficio económico, antes que en el bienestar de las personas”, dijo Jadue. “Nuestras farmacias municipales están comenzando a transformar el modelo de las farmacéuticas en Chile”.
Perciben abusos
Al igual que la indignación en Estados Unidos, el Reino Unido y China por los precios disparados de los medicamentos, desde hace años los chilenos viven enfurecidos por el abuso que perciben por parte de una industria comercial farmacéutica dominada por tan solo tres empresas. Un fallo judicial en 1995 y otro en 2012 descubrió que Farmacias Ahumada SA, Farmacias Cruz Verde SA y Salcobrand SA habían conspirado para aumentar los precios de los fármacos. Ese acuerdo de precios les ha generado un gran peso a las familias que ya tienen que hacer frente a los costos de atención médica.
Los chilenos cubren el 53 por ciento de sus gastos médicos a través de seguros y pagos directos. Según un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, este representa el porcentaje más alto del grupo conformado por 35 miembros. Y el gobierno paga el resto.
Las farmacias municipales rompen con la tradición chilena de una economía de libre mercado, instaurada por los llamados Chicago Boys durante la dictadura de Augusto Pinochet. Los locales tienen la capacidad de reducir la competencia comercial al comprarle al sistema de salud estatal, tanto marcas genéricas como fármacos registrados, a un precio económico, así como negociando directamente con las compañías farmacéuticas. No pueden adquirirse medicamentos con recetas anteriores a seis meses.
Resuelven problemas
“El sistema es un éxito que ha desencadenado un debate sobre la manera en la que los gobiernos locales resuelven los problemas que el gobierno algunas veces no logra solucionar”, dijo Jadue.
Por ahora, las farmacias populares representan poca amenaza para las tres grandes cadenas. Farmacias Ahumada pertenece a Walgreens, cuyas ventas globales anuales alcanzan los US$118.000 millones, mientras que Femsa compró Cruz Verde el año pasado. Salcobrand pertenece a la familia de magnates bancarios Yarur. En diciembre de 2014 en Chile había un total de 2.955 farmacias.
Sin embargo, las farmacias municipales podrían convertirse en un arma de doble filo, en tanto un tercio de los 346 ayuntamientos locales del país sudamericano planean abrir la suya dentro de un año. Ahumada y Salcobrand no quisieron comentar sobre el impacto que han tenido estas farmacias en sus ventas.
Fuente: ElMostrador