CONADECUS y Alimentos los Transgénicos
Por Rolando Chateauneuf
LA POSICIÓN UNÁNIME DE CONADECUS SEÑALA QUE TODOS LOS ALIMENTOS TRANSGÉNICOS O QUE CONTENGAN ALGUNOS COMPONENTES TRANSGÉNICOS, DEBEN SER INDICADOS EN SU ENVASE Y EN SU ETIQUETADO. ES UN DERECHO DEL CONSUMIDOR SABER LO QUE ESTÁ CONSUMIENDO.
La transgenia sin dudas es un adelanto importante que ha desarrollado la ciencia y que ha permitido la obtención de una serie de especies mejoradas que pueden tener efectos tanto positivos como negativos. El tema es de mucha complejidad y no es fácil hacer una evaluación objetiva de sus beneficios y sus costos.
En torno al tema, si se trata de ser objetivo, lo que no es fácil en la sociedad en que se vive, se puede encontrar con posiciones asociadas a grandes intereses internacionales, de mucho poder, que crean todo un manto de apoyos desde muy distintos frentes y con argumentos muchos de ellos que parecen muy sólidos. También en el otro extremo se encuentran posiciones llamadas fundamentalistas, fáciles de atacar, que están en posiciones totalmente adversas a la presencia de los transgénicos en la actividad económica, productiva y comercial.
En Chile el uso de semillas transgénicas en sus cultivos agrícolas. En nuestro país sólo se ha aceptado cultivos transgénicos en la producción de semillas de exportación. Hasta ahora no se ha aceptado otros cultivos de transgénicos, aunque se autoriza la importación de éstos.
Sectores agrícolas interesados en producir con semillas transgénicas critican esta prohibición. Esta situación origina una competencia desleal de los productos importados con las producciones nacionales; ya que el producto transgénico puede obtenerse a menores costos y por lo tanto importarse a más bajos precios. En el modelo de desarrollo económico chileno no se aceptaría, vía aranceles, corregir esa situación. Desde esa posición, parece justa la aspiración de que se puedan usar semillas transgénicas para generar alimentos en Chile.
Hay un proyecto de ley en el Parlamento, que permitiría esas producciones en el país con algunas posibles restricciones. Su proceso ha quedado detenido.
Existe una aspiración en amplios sectores de la sociedad chilena que pretende que “CHILE SEA UN PAÍS LIBRE DE TRANSGÉNICOS” Es una tarea difícil; cabría preguntarse si ya este anhelo con la contaminación ya existente pueda lograrse aunque exista la voluntad política para lograrlo.
Un tema bastante delicado es el de la producción de semillas transgénicas para producir semillas de exportación. Las superficies autorizadas están registradas en el Ministerio de Agricultura (Servicio Agrícola Ganadero – SAG), como también las empresas productoras y en forma secreta las localizaciones de los cultivos. Ha sido imposible que se hagan públicas esas localizaciones. ESTO CONSTITUYE A MI JUICIO UN VERDADERO DELITO MORAL Y EL NO CUMPLIMIENTO DE UNA DEBIDA TRANSPARIENCIA.
Se debe estar consciente que un cultivo transgénico puede contaminar el medio ambiente. El polen de las especies mejoradas pueden fertilizar otros especies locales y con ello quedar cruzamientos con resultados que pueden ser negativos, de efectos no fáciles de prever. Los mismos cultivos autorizados de semillas transgénicas, a pesar de los cuidados, pueden dejar residuos en los suelos utilizados y además también es posible que algunas personas puedan extraer partes de esas semillas que después pasen a emplearse en cultivos no controlados.
Un caso preocupante ha sido la contaminación de miel de abejas con polen de especies transgénicas. Eso fue detectado en Europa lo que ha significado un importante castigo al precio de la miel chilena, que ha sido de gran prestigio en los mercados externos, especialmente en Alemania.
Es muy probable que el rubro de producción y exportaciones de semillas transgénicas sea económicamente mucho más importantes que la producción y exportación de la miel de abejas chilenas, por ello el rubro de semillas pueda tener importantes apoyos, especialmente en el lobby; en cambio la miel, que significaba un patrimonio histórico de la miel chilena, de beneficios tan disperso, no tenga más protección que la débiles organizaciones de sus productores y el de algunos idealistas que luchan por otros valores.
Los grandes beneficios de las producciones y exportaciones de semillas transgénicas son mucho más concentrados y que en nuestro modelo de desarrollo, se refleja en un mayor poder.
En resumen, dos temas deben lograrse a la brevedad, uno que el etiquetado informe que un alimento es transgénico o tiene componentes transgénicos y el otro que se haga transparente las localizaciones donde están presentes los cultivos de semillas transgénicas para la exportación. Consumidores y productores agrícolas deben estar informados en forma transparente de esas realidades.
El SERNAC debiera defender el derecho de los consumidores de estar informado de lo que consumen, en este caso de la presencia de los transgénicos en el mercado de alimentos.
