En la ultima edición del programa Contacto de Canal 13, se realizó un reportaje destinado a mostrar la calidad de los alimentos promocionados y vendidos en nuestros supermercados, principalmente aquellos que dicen ser saludables y de alta calidad. Los alimentos expuestos fueron aceites de oliva, yogurts para la disgestión y pan de molde.
El reportaje reveló, una vez mas, la falta de regulación, información transparente, y ética de las empresas que elaboran producctos alimenticios. Etiquetados falsos y alimentos dañinos para la salud de la población son solo alguna de las conclusiones.
En los últimos cinco años Conadecus ha realizado diferentes estudios sobre alimentos, etiquetados y regulación. Uno de ellos a las colaciones escolares y galletas vendidas como productos saludables para nuestros niños.
Las galletas son uno de los productos más cotizados por los niños y por lo tanto sus padres son quienes los adquieren para su consumo. El estudio realizado en 2008 por Conadecus concluyó que esta merienda no es saludable y aún no se hace nada para cambiarlo.
La Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (Conadecus) a realizar en el año 2008 un estudio al etiquetado de una importante cantidad de galletas disponibles hoy en el mercado chileno. Después de esta investigación, las conclusiones permitieron comprender lo que contiene uno de los productos más consumidos hoy por los niños.
El análisis realizado en 2008 reveló que las galletas disponibles en el mercado no cumplen con índices considerados como saludables. Así, de las 84 estudiadas ninguna cumplió con los requisitos necesarios para ser consideradas como un producto sano y por ende, para ser consumido por la población.
Papas fritas, los chocolates, las galletas y todo tipo de snack en extremo dulce o salado sean una pésima recomendación nutricional para cualquier tipo de persona no es nada nuevo, sino más bien una realidad que aunque ya conocida por gran parte de la población, al parecer todavía no es tomada muy en cuenta.
Por un lado, los padres no se toman el tiempo para pensar en alternativas sanas de merienda para sus hijos y por otro, la tentación que produce lo actualmente conocido como “colación” es tan grande que (casi) siempre terminan ganando la batalla contra los alimentos como las frutas que si bien son mucho más saludables, no son de la preferencia de estos pequeños consumidores.
A todo lo anterior se suma la poca regulación que en Chile se hace a este tipo de productos, donde a unas pocas indicaciones acerca de lo que contienen – y que mucha gente todavía no logran comprender – no hay información clara y fácilmente entendible impresa en sus etiquetas.
La mayoría de las galletas contienen altísimos niveles de sal, de grasas saturadas y grasas trans perjudiciales para la salud (además de bajos índices de fibra dietética), en especial para las personas con enfermedades crónicas como la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial y la obesidad. Ni la industria ni las autoridades de salud de Chile han tomado cartas en el asunto, siendo aún posible encontrar las mismas galletas en las estanterías de los supermercados.
Una de las principales motivaciones para realizar este estudio fue porque como asociación de consumidores tenemos la obligación de preocuparnos de que los productos que consumen los chilenos sean adecuados para la salud.
Entregar información a las personas con respecto a este tipo de temas para que sean ellas quienes tomen la decisión en forma libre de adquirir o no estos alimentos, sabiendo por supuesto los pro y los contra que esta determinación puede tener en su organismo.
Para nosotros (lo anterior) es un poco ingenuo porque la mayoría de los medios está controlado por la publicidad y por lo tanto, pueden publicar este tipo de información un día, pero después olvidarla. Es una realidad de la que estamos conscientes.
Conadecus llamó tanto a las empresas como a la autoridad sanitaria están las de indicar el porcentaje de azúcar que contienen las galletas y reducirlo, disminuir el contenido de grasas saturadas y grasas trans que contienen y eliminar la sal (en el análisis se dice que “existen 53 marcas de galletas de 84 que contienen más de medio gramo de sal”), sustancia que se utiliza para potenciar y preservar el sabor de estos productos.
Los resultados indican que en realidad las galletas y los packs de colaciones son chatarra y que tienen un contenido graso que llama a gritos a la obesidad. Si alguien sabe todo esto y aún así le compra galletas a los niños será un irresponsable, enfatiza.
Este no es sólo un problema de regulación, sino que también de mercado. Si esto se regulara el mercado se achicaría y habrá gente que no podrá consumir algunos productos porque serían muy caros. Eso bajaría las ventas y le provocaría al país problemas económicos. Además, quedarían consumidores fuera y por lo tanto habría que desarrollar y fomentar otro tipo de alimentos que sean accesibles y de paso más sanos.
Ningún resultado en dos años
Es como si habláramos al aire, no nos escuchan” es la frase con la que mejor resume el secretario ejecutivo de Conadecus para describir la forma en cómo las autoridades de salud han recibido este estudio.
Su aseveración es compartida por Omar Pérez Santiago, director ejecutivo de la Liga Ciudadana de Consumidores y asesor técnico del estudio del etiquetado de las galletas, quien afirma que antes de comenzar esta investigación el equipo formado también por la médico pediatra y especialista en nutrición Cecilia Castillo y por el ingeniero en alimentos Edison Cid, ya manejaba antecedentes acerca de lo poco sano que resultaba el consumo de estos productos.
Las galletas – promocionadas con una gran inversión publicitaria en niños y jóvenes – no constituyen una alimentación saludable, ya que por su composición contribuyen a aumentar los graves problemas de obesidad y otras enfermedades crónicas. Estudios parciales y análisis internacionales así los indicaban.
En ese sentido, la “ley del consumidor establece que estos tienen derecho a una información veraz y oportuna sobre los bienes ofrecidos. Hoy se desarrolla una información asimétrica, donde la industria lo sabe todo sobre el producto alimentario y el consumidor, muy poco. Eso es lo que nosotros intentamos suplir.