“No son indemnizaciones millonarias”, dijo ayer –en una entrevista por escrito concedida al diario La Tercera– el gerente general de Empresas CMPC, Hernán Rodríguez, en alusión a la salida de cuatro altos ejecutivos de la papelera, luego de detectarse la colusión que mantuvieron por más de 10 años junto a la sueca SCA en el mercado del papel tissue.
El comentario de Rodríguez no es trivial. La compañía se ha gastado varios millones de dólares en indemnizaciones en los últimos meses para mantener, según la versión de la empresa, la confidencialidad y la cooperación con la investigación que desde diciembre de 2014 lleva adelante la Fiscalía Nacional Económica y que en octubre pasado se hizo pública con el requerimiento ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC).
De acuerdo al último estado financiero de la compañía a septiembre pasado, en los primeros nueve meses del año CMPC ha gastado US$ 12,1 millones en indemnizaciones por años de servicio, cifra levemente superior al mismo periodo de 2014, cuando sumó US$ 12,09 millones.
La compañía no quiso explicitar el monto exacto que desembolsó por la salida de los ejecutivos involucrados en la colusión y que ya no están en la compañía: Jorge Morel, ex gerente general de CMPC Tissue; Eduardo Serrano, quien reemplazó a Morel en agosto de 2014, pero dejó su cargo en mayo pasado, tras constatarse que también era parte del cartel; Alejandro Nash, quien estuvo 28 años en la compañía y fue gerente de productos tissue en Perú; y Felipe Alamos, uno de los hombres más cercanos a Arturo Mackenna, el histórico ex gerente general de CMPC y hasta octubre pasado director de CMPC Tissue y dos firmas más.
Al desglosar la cifra de indemnización, el costo específico del servicio en el período fue de US$ 9,8 millones, un tercio más que los US$ 6,8 millones pagados en similar lapso de 2014. El total llega a los US$ 12 millones referidos, al agregar costo de intereses y efecto de liquidación.
Sin embargo, el indicador más relevante para evidenciar el gasto de la compañía en el despido de sus ejecutivos aparece en las provisiones que año a año va haciendo CMPC, a fin de tener recursos disponibles para pagar la salida de sus trabajadores.
La CMPC provisiona para indemnizaciones entre corrientes y no corrientes en función de la probabilidad de que se paguen dichos conceptos antes o después de 12 meses, respectivamente, desde la fecha de emisión de estado financiero.
Al cierre de septiembre de 2015, Empresas CMPC tenía provisiones corrientes, de corto plazo, por US$ 3,28 millones, cifra que llegaba a US$ 4,9 millones al cierre de diciembre de 2014. En las provisiones no corrientes –de largo plazo– a septiembre había US$ 74,75 millones frente a los US$ 79,2 millones a diciembre de 2014. Es decir, en los primeros nueve meses la compañía ha reducido sus pasivos destinados a indemnización por años de servicio en US$ 4,5 millones en los no corrientes y US$ 1,6 millón en corriente. En total, la empresa habría desembolsado US$ 6,1 millones que fueron rebajados de los pasivos.
En línea con las provisiones destinadas a cubrir la salida de importantes ejecutivos de la compañía, el ítem de pasivos destinados al pago de indemnizaciones por años de servicio hasta 2013 no paraba de subir, unido a la política de la compañía de permitir una carrera dentro de la empresa a sus trabajadores. A cierre de ese año el pasivo llegaba a US$ 77,25 millones y al 2014 subió a US$ 79,2 millones.
Pese a que cada año que pasa este ítem sube con fuerza por los dineros para la salida los ejecutivos más antiguos y de mayor remuneración, a septiembre de 2015 la provisión por indemnización de años de servicio llegó a US$ 74,5 millones, cuando nueve meses antes se empinaba a US$ 79 millones. Esto en pasivos no corrientes –es decir, que se tenían considerados como gastos en que debería incurrir la empresa no antes de un año–. La repentina salida de ejecutivos elevó el costo del ítem indemnizaciones.
En ese grupo entran Morel, Serrano, Nash y Alamos. Curiosamente, pese a que Jorge Morel dejó la compañía en julio de 2014, en la memoria, que firma Hernán Rodríguez, se indica que ni en 2013 ni en 2014 hubo pago de indemnizaciones por años de servicio a ejecutivos principales o personal clave, como le llaman en los últimos años.
De hecho, en 2013 fue cuando se despidió a Juan Peñafiel, gerente de CMPC Tissue en Colombia, luego que se detectara la manipulación de los estados financieros, a través de la sobrevaloración de ingresos y ciertas cuentas por cobrar, provocando un cargo de US$ 37 millones en el patrimonio de la compañía.
CMPC no quiso responder consultas ni aportar antecedentes a este artículo. Solo dijo a La Tercera que no pagaron indemnizaciones millonarias sino las que correspondía y únicamente con el objetivo de mantener el incentivo a que los ex gerentes involucrados en la colusión colaboraran con la investigación.
Solo recordaron que la empresa tiene 17 mil trabajadores y que por contrato colectivo la compañía paga indemnización a todo evento.
2011 fue el año con mayores sueldos
El elevado plan de retiro de los gerentes y ejecutivos principales está sustentado en un importante pago de remuneraciones anuales, donde existe el incentivo a tener mayores utilidades y márgenes por negocio.
Así lo revela la memoria anual de la compañía en el último año. “Los ejecutivos tienen en adición a su renta fija un plan de incentivos variables que consiste en un bono anual variable y gratificaciones variables en el curso del período, los que dependen de las utilidades, el logro de objetivos estratégicos y del cumplimiento de una meta de rentabilidad de cada área”, señala la memoria de 2014, en una explicación que, con ciertos matices, se viene repitiendo cada año.
En 2014, la empresa pagó $ 3.155 millones en sueldos y bonos a los ejecutivos principales, casi un 5% más que en 2013, cuando pagó $ 3.021 millones. Eso sí, las cifras no siempre calzan, pues en la memoria de 2013 se indica que los ejecutivos principales recibieron en el 2012 unos $ 3.195 millones, mientras que en la memoria de dicho año se presenta en dólares y solo se eleva a US$ 3,27 millones –que en pesos del cierre de 2012 serían poco más de $ 1.565 millones–.
Lo cierto es que en 2011, el último año de colusión según el requerimiento de la FNE, los ejecutivos principales de CMPC recibieron US$ 3,7 millones en sueldos brutos, incluyendo bonos, casi un 25% más que en 2010 y el de mayor gasto en sueldos a los ejecutivos desde 2005 al menos. De hecho, dos años antes, en 2009, los ejecutivos obtuvieron casi la mitad de lo del 2011: US$ 1,8 millones.
Por cierto, como queda en evidencia, desde 2012 en adelante las cifras dedicadas a los sueldos de ejecutivos
principales suben drásticamente.
Pese a estos números, según dijo Rodríguez a La Tercera, estos incentivos no provocaron la colusión. “No puedo entender cuál fue su motivación. Desde el punto monetario no hay razón alguna”, expresó.
Los cuatro ejecutivos que CMPC considera responsables de la colusión –Morel, Serrano, Nash y Alamos– dejaron la compañía entre 2014 y 2015. A excepción de Cecilia Haberle, que abandonó antes la compañía, son los más aludidos en el requerimiento.
Morel fue gerente general de Tissue de 1999 a 2014 y dejó su cargo en julio de 2014 cuando –según el relato de CMPC– fueron informados de la investigación en Perú. Actualmente, de acuerdo a lo consignado por El Mercurio ayer, se dedica a clases de fútbol, hizo un curso de entrenador en la ANFP y ha colaborado con la agencia de publicidad In Situ, del ex BBDO, Martín Subercaseaux. En el intertanto fue director de Embonor por las AFP.
Serrano –hermano de Lisandro, el presidente del Comité de Buenas Prácticas de la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS)– tiene 57 años y reemplazó a Morel en julio de 2014. Pero fue alejado en mayo de 2015 al confirmarse que estaba en la colusión, es decir, que –según relata CMPC– habían puesto en el cargo de Morel a otro ejecutivo involucrado en el cartel. Según refiere El Mercurio, la Papelera le ofreció el pago de abogados, pero Serrano se negó.
Estuvo más de 20 años en la papelera y es hermano del gerente general del Club Deportivo UC, Juan Enrique.
Alejandro Nash, de 48 años, ingeniero civil industrial químico de la UC, estuvo 23 años en CMPC. Primero en Papelera de La Plata y como gerente de productos tissue en Perú. Hasta que dejó la compañía, participaba en una larga lista de directorios en Chile y la región. Su caso es de particulares características, pues el 6 de agosto 2014, en medio del remezón interno por la investigación que sabían ya se hacía en Perú y sabiendo de la salida de Morel, Nash fue reubicado, desde su cargo como gerente general de Tissue Chile, en la filial de papeles, aunque según las versión que publicó la semana pasada La Tercera, acerca de lo que investigó internamente CMPC en el segundo semestre de 2014, no había indicios de colusión en Chile. Solo se le despide el mes en que CMPC recibe la delación compensada.
En su reemplazo ponen al gerente corporativo de marketing, Cristian Rubio, quien, repitiendo la historia luego se confirmaría que estaba también en la colusión, pero es uno de los que –junto a José Luis Aravena y Fernando Riquelme– no han sido despedidos, con la justificación de mantenerlo incentivado a colaborar en la investigación.
Finalmente, Felipe Alamos Swinburn, de 52 años, era el más cercano a Arturo Mackenna y se dedica actividades agrícolas. Alamos se mantuvo como gerente comercial de Tissue Chile hasta 2015.
Fuente: LaTercera
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