Por Rolando Chateauneuf.
Director de Salud y Alimentación Conadecus.
Fuerte crítica al Ministerio de Agricultura y al Estado de Chile por la Fundación Terram sobre cultivos transgénicos de localizaciones secretas y el tema de miel chilena contaminada con polen transgénico
En la Revista del Campo de El Mercurio de hoy 24 de octubre aparece un interesante artículo en la sección Opinión escrito por Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de la Fundación Terram. Éste se titula “MIEL Y CULTIVOS TRANSGÉNICOS, URGE LA TRANSPARENCIA”
Poco ha aparecido en la prensa tradicional información sobre el delicado tema de la partida de miel rechazada en Alemania, en septiembre pasado, por contener polen de transgénicos. Eso obliga a colocar esta miel con la característica de producto transgénico, con lo que compromete su mercado, siendo en esa forma castigado el precio de nuestra miel. Debe recordarse que otros países como Uruguay y España se habrían visto afectados en sus mercados externos por sus mieles con polen de transgénicos.Seguramente esta publicación traerá consecuencias.
El Ministerio de Agricultura y el SAG especialmente, deben dar explicaciones sobre la situación presentada, sobre el secretismo mantenido a pesar del pronunciamiento o fallo en el 2010 del Consejo para la Transparencia. Posiblemente no se esperó que podría presentarse una situación tan delicada para la apicultura nacional, que puede extenderse a otros productos de exportación.
Varias de las ideas y comentarios de su contenido merecen destacarse. Éstas se señalan a continuación:
– El tema de miel chilena con contenido de polen de transgénicos afecta y preocupa a la apicultura chilena. Podrá ser esto de un efecto permanente.
– Según fallo de septiembre pasado el Tribunal de Justicia de la UE en torno a la presencia de polen transgénico en la miel, el polen es parte esencial de ella. Por eso esta miel y sus derivados serán considerados alimentos que tienen ingredientes transgénicos por lo cual regirse por una reglamentación especial para su análisis y etiquetado
– Este hallazgo no constituye una prohibición de ingreso, pero deberá esta miel comercializarse en forma distinta, lo que compromete su mercado; parte importante del mercado rechaza los productos transgénicos. La UE es el principal mercado de nuestra miel, su participación superaría al 90%, especialmente Alemania con un 70%.
– Destaca una mayor gravedad dado que no es información pública los lugares donde se cultivan semillas transgénicas, los únicos cultivos hasta ahora autorizados por el SAG (Ministerio de Agricultura). Estos cultivos serían los responsables de esta contaminación.
– Una fuerte crítica plantea el artículo: “ en este país, líder de la libre competencia, el Estado no ha sido capaz de garantizar las condiciones básicas en esta materia. Como consecuencia, hoy en día un productor agrícola o apícola, ya sea orgánico o tradicional, no tiene acceso a información sobre qué tipo de cultivos se desarrollan en las inmediaciones de su predio y si éstos pueden afectar sus productos. Lo que es aún más dramático en un país que se ha orientado a la exportación de productos de calidad, privilegiando mercados exigentes en los que los transgénicos no son bien recibidos”.
– Se destaca la necesidad de contar con información pública para los productores, no mantener una desigualdad de condiciones las que hoy privilegia a los productores de semillas transgénicas.
– Informa que desde 1992 se ha autorizado el cultivo de semillas transgénicas para exportación.
– Acusa el artículo la gravedad de que en todo este período ha primado una cultura del secretismo y el SAG, institución encargada de autorizar este tipo de cultivos, se ha negado sistemáticamente a entregar información sobre el tipo de modificación genética y la ubicación de estos cultivos a nivel de comuna y predio, incumpliendo de paso con ello el rol que debe tener una institución pública: velar por el bien común y garantizar la igualdad ante la ley”.
– Una segunda seria crítica plantea el artículo: “El Ministerio de Agricultura y particularmente el SAG, deliberadamente o no, han establecido dos tipos de productores, aquellos que pueden cultivar transgénicos sin problema en cualquier parte del territorio, siempre y cuando cumplan las regulaciones vigentes; y los ´otros` productores, que pueden desarrollar sus actividades corriendo el riesgo de ser contaminados por semillas o polen transgénico, como ya ha ocurrido, asumiendo ellos el costo que esto significa”.
Termina el artículo con el siguiente párrafo
Tal como lo hemos dicho otras veces, el Estado debe garantizar el acceso a información tanto en el contenido de los alimentos, como en la ubicación de los predios que cultivan semillas transgénicas. Información que ha sido permanentemente negada por el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, pese al fallo del Consejo para la Transparencia del año 2010, que ordenó proporcionar la ubicación de este tipo de cultivos. Esperemos que con el episodio de la miel, el Gobierno comprenda que debe dejar de amparar a un sector en desmedro de otro.
Muy positico que El Mercurio haya incluido en la Revista del Campo este interesante artículo y que habra con ello un necesario debate. Posiblemente esto contribuirá a un pronunciamiento del Gobierno, a través de los ministerios o instituciones que corresponda. Si se han cometido errores en lso procederes, éstos deben reconocerse y tratar de corregirse.
Recordemos que está en trámite en el Parlamento un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo, en torno a autorizar los cultivos transgénicos en Chile, con una serie de resguardos. También es conveniente recordar que en nuestro paìs no se etiquetan los alimentos que contienen transgénicos, como lo hacen muchos paìses. Las organizaciones de los consumidores lo han solicitado, sin resultados positivos.
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