Hoy nuestro planeta atraviesa una crisis ecológica, en que los consumidores pueden aportar en la disminución de residuos y gases invernadero, para ello solo se requiere consciencia.
Este consiste en la elección de productos y servicios no solo en base a su calidad y precio, sino por su impacto ambiental y social, y la conducta de las empresas que lo elaboran.
De esta manera, el consumidor logra desarrollar un consumo seguro, consciente y critico al momento de comparar, utilizar y comparar productos.
Para el correcto desarrollo del consumidor 360 se debe incluir valores éticos, críticos, ecológicos y solidario.
Dentro de las condiciones para que este sea consiente se requiere que los consumidores tengan en mente desde la elección del producto a comprar hasta su disposición final al momento de desecharlo.
La relación de calidad-precio ya no solo debe ser el único criterio a evaluar para realizar nuestras compras, todo consumidor podrá ir más allá, la clave es el impacto ambiental y social.
Al momento de consumir, ahora los usuarios podrán evaluar las consecuencias de sus compras, comenzando en el producto adquirido, procedencia del producto tanto en distribuidor como en productor y hasta desecharlo, realizando clasificaciones adecuadas del componente desechado.
Cada vez son más
Con el pasar de los años, este consumidor consciente ha aumentado, este actor en el mercado no trata de un público objetivo segmentado en variables socioeconómicas.
El compromiso de cada consumidor es personal, es decir, es difícil encontrar grupos organizados de consumo en que se actúe a favor de hábitos ecológicos y consientes.
De igual manera, este compromiso no solo descansa en los consumidores, sino también desde los productores y distribuidores de marcas.
Sentidos como elegir productos no testeados en animales, reducidos en la huella de carbono y que no sean contaminantes en la etapa de desecho.
Estas preferencias son evidencia de una elección del consumidor de forma consciente, sin discriminar por el requerimiento de precio-calidad o cantidad de un producto.
Pese a tener efectos positivos, se debe tener en cuenta que las empresas contemplan campañas publicitarias sobre sus compromisos medioambientales que son catalogados como “greenwashing”.
Son muchos los consumidores que han optado por este “estilo de vida” consciente, cuidando su alimentación prestando atención a las etiquetas de los productos reconociendo los ingredientes y origen.
De esta manera, también se comprueba que este consumidor está dispuesto a pagar más por productos orgánicos (sin aditivos artificiales y no modificados genéticamente).
En resumen
El consumidor 360 es transversal, está en todos los sectores y en todos los públicos objetivos. Es un estilo de vida, convirtiéndose en una realidad que ha dejado de ser una tendencia o moda.
Este consumidor es comprometido y espera el mismo compromiso por parte de las marcas, de las que se exige responsabilidad con la sociedad a la que prestan servicio.
Los consumidores 360 pueden estar dispuestos a pagar más por productos responsables, sin aditivos, locales y de empresas éticas, sin embargo, se debe avanzar en inclusión para todos los bolsillos.
Los principales obstáculos que se encuentran son: la falta de información disponible, el precio (más caro), la falta de disponibilidad en todo el país y la brecha en educación de consumo.
La fidelización de este consumidor se sostiene en el tipo de producto disponible en el mercado, el precio accesible y la adecuada distribución en todas las regiones.
Es fundamental reforzar medidas que incentiven al mercado dar la oferta adecuada para que este tipo de consumo crezca para llegar a un nivel sostenible.