Hace algunas semanas, Matías Délano (ingeniero agrónomo, 42 años) comenzó a usar Cabify. Desde 2014 que era un usuario cautivo de Uber. Su debut en esta firma había sido un éxito: buena atención, buena calidad y buenos precios. Todo lo que esperaba de un servicio de transporte de pasajeros. El panorama, sin embargo, cambió unos meses atrás. Lo que era un servicio de excelencia empeoró y las tarifas se dispararon, comenta Délano. Hoy, está probando Cabify.
La historia descrita es sólo un ejemplo de una sensación generalizada. Si el año pasado la defensa a Uber era cerrada y sólo existían halagos para referirse a una compañía que se vislumbraba como una buena opción a los tradicionales taxis, hoy las redes sociales están atestadas de frases como: “se acabó la magia de Uber Chile”; “mala atención, mala calidad y cobros abusivos”; “decepcionada con Uber Chile”.
Hoy, varios usuarios se han cambiado a la competencia, situación que antes era impensada.
2015 fue el año de Uber. Su llegada a Chile marcó un distanciamiento absoluto con los taxis amarillos, sumamente cuestionados por los pasajeros debido a los cobros excesivos y una atención deficiente. Según recuerda Luis Spiess, vocero de choferes Uber, la compañía en sus inicios ofrecía un servicio “de lujo”, que partía por las exigencias a los conductores: todos debían usar terno y tener autos de alta gama, cuyo año de fabricación no fuera anterior a 2007, con aire acondicionado, agua y dulces.
“Las exigencias eran altas. Debíamos hacer test sicológicos, capacitaciones, contratar un seguro para el copiloto (el usuario) y los precios eran justos”, señala. En esa oportunidad, los pasajeros aseguraban que si normalmente un recorrido costaba $5.000, en Uber valía $3.000. Eran sólo halagos.
El número de usuarios se disparó, más que duplicándose, y los taxistas montaron en cólera, acusando la ilegalidad de un transporte de pasajeros sin patente amarilla carente de regulación. Varios autos Chevrolet Orlando (característicos de choferes Uber) fueron agredidos. La población salió en su defensa presionando una regulación que las autoridades anunciarán por estos días.
La buena fama dio un vuelco hace alrededor de un mes. En septiembre, Uber anunció una reducción de 25% en los valores de las carreras, sin embargo, este descenso se vio contrarrestado con —denuncian los usuarios— una permanencia de la llamada tarifa dinámica, concepto que inicialmente decía relación con elevar la tarifa en 1, 2 o hasta 4 veces sólo en horas peak; ahora, en tanto, esos incrementos pasaron a ser permanentes, es decir, un usuario pedía un Uber y la aplicación establecía que para esa carrera se debía pagar 1 o 2 veces el precio inicial. Las críticas se dispararon. “¿Qué pasó con Uber Chile, todo el día con tarifa dinámica?”, se quejaba un usuario en Twitter, “tarifa dinámica casi triplicando precio”, se leía en otro de los comentarios.
Según un chofer de Uber, la generalización de esta tarifa se vio como un incentivo para los conductores (que reciben el 75% de la carrera), que habían visto reducido el valor de sus recorridos por segunda vez; la primera había sido en noviembre, cuando cayó un 20%. Sin embargo este incentivo terminó siendo perverso: conductores revelan que varios choferes se desconectan en ciertas zonas para incrementar la relación oferta/demanda activando la tarifa dinámica. El fin de semana de Fiestas Patrias esto alcanzó su peak: los precios subieron en hasta 4,9 veces.
El incremento en los valores se sumó a un hecho que había crispado los ánimos meses antes.
Fuente: LaTercera
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21 Nov 2024