Beatriz Sanchez
¿Para quién legislan los parlamentarios?
¿Cómo es que una ley que buscaba regular el cobro de estacionamientos en centros comerciales y clínicas, a favor de los ciudadanos -en este caso usuarios o clientes- termina beneficiando y consolidando el negocio de los mismos centros comerciales y clínicas?
¿No les llama la atención? ¿Cómo se explica esto?
Es tan fuerte que el propio presidente de la asociación de centros comerciales, Manuel Melero, dice “la gratuidad es perjudicial para los consumidores”. ¿Qué quiere decir? ¿Qué cobran para no perjudicarnos? ¿Qué cobran porque son generosos con nosotros? ¿Qué cobran haciéndonos un favor? ¿Qué estacionamientos gratuitos nos terminarían haciendo daño?
¿Es en serio? ¿El mundo al revés?
El presidente de la Corporación de Consumidores y Usuarios, Conadecus, pidió incluso un veto presidencial para detener esta ley. Señala que el proyecto queda peor que antes. Explica que hoy se consolida el costo de estacionamiento y que pone trabas a la hora de hacer responsable a la empresa en caso de robo, hurto o daño al vehículo.
No sólo desde la organización de consumidores expresan su rechazo, también uno de los diputados de la Democracia Cristiana que presentó el proyecto original señala que la inspiración de la ley era todo lo contrario.
Los únicos que consideran que es una muy buena ley para los usuarios son los representantes de los grandes centros comerciales… ¿Qué nos puede indicar esto?
Insisto, entonces, ¿cómo es que una ley que buscaba una cosa, termina consolidando todo lo contrario? ¿Una ley que buscaba proteger a los usuarios, termina dando la razón a la empresa?
Hoy el reglamento obliga a los centros comerciales grandes y clínicas a contar con estacionamientos para internalizar el costo del flujo de personas y no afectar a los residentes del sector. Pronto se vio como oportunidad extra de negocios y se comenzó a cobrar.
Cuando conocemos la presión de los grupos económicos al congreso, con millones de por medio. ¿No resulta sospechosa esta ley que cambia así su espíritu original? Finalmente la pregunta es más compleja y más triste… ¿No ha pasado lo mismo con tantas otras leyes que en vez de proteger al ciudadano, al colectivo, cuidan los intereses de unos pocos?
¿Cómo es que una ley que buscaba regular el cobro de estacionamientos en centros comerciales y clínicas, a favor de los ciudadanos -en este caso usuarios o clientes- termina beneficiando y consolidando el negocio de los mismos centros comerciales y clínicas?
¿No les llama la atención? ¿Cómo se explica esto?
Es tan fuerte que el propio presidente de la asociación de centros comerciales, Manuel Melero, dice “la gratuidad es perjudicial para los consumidores”. ¿Qué quiere decir? ¿Qué cobran para no perjudicarnos? ¿Qué cobran porque son generosos con nosotros? ¿Qué cobran haciéndonos un favor? ¿Qué estacionamientos gratuitos nos terminarían haciendo daño?
¿Es en serio? ¿El mundo al revés?
El presidente de la Corporación de Consumidores y Usuarios, Conadecus, pidió incluso un veto presidencial para detener esta ley. Señala que el proyecto queda peor que antes. Explica que hoy se consolida el costo de estacionamiento y que pone trabas a la hora de hacer responsable a la empresa en caso de robo, hurto o daño al vehículo.
No sólo desde la organización de consumidores expresan su rechazo, también uno de los diputados de la Democracia Cristiana que presentó el proyecto original señala que la inspiración de la ley era todo lo contrario.
Los únicos que consideran que es una muy buena ley para los usuarios son los representantes de los grandes centros comerciales… ¿Qué nos puede indicar esto?
Insisto, entonces, ¿cómo es que una ley que buscaba una cosa, termina consolidando todo lo contrario? ¿Una ley que buscaba proteger a los usuarios, termina dando la razón a la empresa?
Hoy el reglamento obliga a los centros comerciales grandes y clínicas a contar con estacionamientos para internalizar el costo del flujo de personas y no afectar a los residentes del sector. Pronto se vio como oportunidad extra de negocios y se comenzó a cobrar.
Cuando conocemos la presión de los grupos económicos al congreso, con millones de por medio. ¿No resulta sospechosa esta ley que cambia así su espíritu original? Finalmente la pregunta es más compleja y más triste… ¿No ha pasado lo mismo con tantas otras leyes que en vez de proteger al ciudadano, al colectivo, cuidan los intereses de unos pocos?
Fuente: Publimetro