En un insólito accionar, el día miércoles, el gobierno, representado por el ministro de Economía Pablo Longueira decidió retirar el proyecto de ley que autorizaba la comercialización de medicamentos de venta directa en establecimientos comerciales. Todo tras la falta de respaldo hacia el proyecto
Para la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios Conadecus, esto es una clara señal del rechazo rotundo que tenia el proyecto, por proponer y la venta libre sin receta de medicamentos en supermercados. Este sorpresivo retiro evidencia el mal diseño del proyecto como también la necesidad de que el gobierno lo plantee y acepte integrar las modificaciones necesarios exigidas por los sectores involucrados y afectados, como los consumidores y los químicos farmacéuticos, y dejar de obedecer lógicas mercantiles y empresariales, cuando se trata de un proyecto de alta repercusión en la salud pública.
Junto con esto vemos que el gobierno quiso evitar perder la votación y dejar nulo el proyecto, sin poder ser presentado nuevamente hasta 3 años mas. Si el Gobierno realmente desea legislar, entonces debe realizar este proyecto con los actores sociales y no con los empresarios. Debe reformularlo completamente, ya que la venta de Medicamentos no puede ser sin receta médica, ni prescindir de fiscalización y control por parte de personal especializado a cargo. Llamar “elección” y “empoderamiento” al acceso irresponsable a medicamentos y avalar la automedicación, es populismo y demagogia.
El objetivo del proyecto es permitir que en determinados establecimientos que cuenten con la correspondiente autorización legal, se comercialice al público medicamentos de venta directa, es decir, que no necesitan receta médica, de manera de fomentar la competencia y facilitar su acceso a los consumidores.
El texto legal indicaba que el expendio de los medicamentos de venta directa debía efectuarse en un área especialmente destinada para ello por el establecimiento comercial, farmacia o almacén farmacéutico, en repisas, estanterías, góndolas, anaqueles o similares, que permitan el acceso directo al público.
Los envases de medicamentos de venta directa debían estar sellados y contener en su exterior toda la información terapéutica necesaria para adoptar la decisión de compra.
En tanto, los establecimientos comerciales debían ser autorizados por la Secretaría Regional Ministerial de Salud respectiva, la que a su vez estará a cargo de fiscalizar y sancionar.
La decisión según el ministro de Economía, Pablo Longueira, se debe a que “se busca dar más tiempo para presentar indicaciones a los parlamentarios que plantearon sus reparos y que habrían rechazado la propuesta si se sometía este miércoles a votación”. Agregó que “la votación era muy importante, ya que la aprobación de ésta significaría que los consumidores por fin podrían ejercer el derecho a elegir libremente lo que conviene para el auto cuidado”.