El martes pasado los taxistas recibieron su primer revés legal contra Uber. La Corte de Apelaciones de Santiago declaró inadmisible el recurso presentado contra la aplicación que consideran ilegal.
La molestia del gremio va en alza y todos los días se viralizan en las redes sociales hechos de violencia por parte de taxistas a los conductores de esta aplicación, que nació en 2009, y que llegó a Chile en 2014.
Pero la guerra por los pasajeros no se da solo en las calles. Los tribunales son otro frente abierto para Uber. El diario británico The Guardian publicó ayer una estimación de cuánto ha gastado Uber en litigios de diverso tipo desde su fundación. Según este medio ha desembolsado unos 62 millones de dólares para seguir operando, y sólo en EE.UU., acumula 170 demandas de distintos tipo.
Las demandas es algo que puede resistir dada su envergadura. Hasta el año pasado tenía un valor de mercado de 60 mil millones de dólares, más que General Motors.
También hay juicios en desarrollo, como el que existe con los taxistas de Nueva York, quienes alegan que la proliferación de Uber destruye su negocio. En Francia, en tanto, en enero de 2016, la compañía desembolsó 1,2 millones de dólares, luego que un grupo de taxistas alegara que violaban las normas para operar.
Ayer, la justicia argentina suspendió la aplicación en ese país. El gobierno dio razón a los sindicatos y propietarios de taxis, quienes presentaron un amparo contra lo que consideran “competencia desleal”.
En Chile también se les acusa de “competencia deseal” por algunas autoridades. Felipe Bravo, profesor de derecho económico de la U. Católica, explica que si la figura que se quiere denunciar es la competencia desleal, para que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) conozca este caso se debe acusar a Uber de querer alcanzar una posición de dominio en el mercado de los taxis. “Si en cambio se quiere acusar a Uber de querer competir deslealmente, pero sin querer tener posición de dominio, se debe interponer una demanda por infracción a la ley de competencia desleal ante un Juzgado Civil”, agrega el abogado.
Pese a esta dura batalla judicial, Uber posee una agresiva campaña para fidelizar clientes y atraer a nuevos conductores. Para miembros de las fuerzas armadas y veteranos en EE.UU. existe Uber MILITARY, que tiene 50 mil inscritos.
En el Día de los Enamorados, en Nueva York, Los Ángeles, Dallas y San Diego, por US $500 se puede pedir que un avión escriba una frase en el cielo con UberSKY. En Chile, ya se puede llevar la bicicleta en UberBICI. El septiembre se habilitó UberCUECA, que permitía que el comediante Rodrigo Salinas tocara dos pies de cueca por $5 mil pesos.
Socios conductores
Las campañas suman y siguen, pero también las demandas, incluso de los “socios conductores” de la aplicación, que están exigiendo ahora derechos laborales.
Para el 20 de junio de este año está previsto que en California se inicie un juicio de conductores Uber contra la compañía. En tanto, el GMB de Reino Unido, organización sindical que reúne a más de 600 mil trabajadores, ha cuestionado la figura de “socio conductor”.
“Uber es una aplicación tecnológica que opera como intermediario entre un usuario que busca ser trasladado y un conductor que está disponible para brindar ese servicio, estableciéndose un intercambio entre particulares. Los socios son independientes y no empleados de Uber, no tienen exigencias de días, horas o zonas”, asegura Soledad Lago, gerenta de Comunicaciones de Uber para el Cono Sur.
Felipe Bravo sostiene que en este tema hay dos posiciones. El Código del Trabajo en Chile señala que una relación laboral se define como aquella en la cual existe un vínculo de subordinación y dependencia. “Si los conductores acreditan que ellos mantienen un vínculo con Uber de naturaleza laboral, se debe aplicar la legislación laboral y por ende todos los beneficios que implica. Esto se podría probar, por ejemplo, a través de la selección que Uber realiza de los conductores, los beneficios anexos y distintos a la tarifa que ofrece a los conductores para transitar en ciertas zonas, horarios o cuando existe una alta demanda, entre otros. Esto ocurrió, por ejemplo, en Cataluña”, explica.
Por el contrario, dice que la línea entre si estamos frente a trabajadores independientes o dependientes debería ser la “flexibilidad” en los horarios de prestación de servicios. “Dado que Uber no obliga al conductor a aceptar toda solicitud de viaje que realicen los usuarios. Esto, a mi parecer, no configura una relación laboral”, plantea Bravo.
Pese a las dificultades en la calle y en tribunales Uber sigue operando en 400 ciudades y más de 60 países. En Reino Unido puede existir en Inglaterra y Gales, luego que en octubre pasado la aplicación se declaró legal, y pueden operar como contratistas independientes. Mientras los taxistas de Nueva York esperan conocer el resultado de la demanda, se han adaptado para competir usando una aplicación similar denominada Arro, la que también permite pagar vía tarjeta de crédito como Uber.
En España, la aplicación volvió a funcionar a fines de marzo, después que fuera prohibida en 2014, tras adaptarse al sistema. Ahora los pasajeros se podrán poner en contacto con los vehículos turismos con conductor (VTC) que cuentan con autorización para circular.
El futuro de Uber en Chile está en manos del Congreso, mientras dura la discusión la aplicación no tiene pensado dejar de funcionar.
“No está en nuestra visión interrumpir operaciones mientras se habla de actualizar y mejorar la regulación”, dice Lago.
Fuente: LaTercera
La defensa de los grupos empresariales: presentan los “riesgos” de la regulación de conglomerados financieros
consumidores
13 Nov 2024