El anuncio del Gobierno de una reforma tributaria abrió un debate necesario, sin embargo hay notorias omisiones en la propuesta, una de ellas es la que Conadecus ha promovido reiteradamente: la necesidad de instaurar un IVA diferenciado, por el carácter regresivo del IVA tal como está, que sólo aumenta la inequidad del sistema. Su participación con un 47% en la recaudación impositiva debe bajar. El IVA diferenciado permite beneficios significativos para los consumidores, significa que quienes utilizan la mayor parte de sus ingresos en cubrir sus necesidades básicas paguen menos, y quienes consumen productos considerados un lujo paguen más.
Esta medida no la escuchamos en el anuncio del presidente, debe ser porque el dogmatismo de los economistas chilenos que han dirigido las arcas del país no la acepta, a pesar que provoca notorias desigualdades en nuestra economía. El país necesita medidas que alivien el alto costo de la canasta familiar que sufren los ciudadanos de menores recursos, es por esto que hemos propuesto que oscile en 5% para la canasta básica de alimentos, libros, cultura, medicamentos etc. Manteniendo el 19% para los productos en general y 25% a los considerados de lujo.
Es decepcionante esta reforma tributaria para los consumidores y ciudadanos. Esto significa que deberemos seguir esperando la voluntad política de tomar medidas que impliquen más equidad y trato igualitario. Para terminar con las franquicias y formas de elusión legalizada para quienes tienen más, y medidas para que la agenda social no la financien los que tienen menos.
Así, tampoco la propuesta del Gobierno se refirió al controvertido FUT creado por Büchi el año 1984, fondo que se estima que tiene acumulados más de 200 mil millones de dólares, de los cuales hay a lo menos 40 mil millones de dólares en impuestos no pagados. Por esto es necesario que las empresas paguen impuesto por las utilidades devengadas y no por las retiradas, ya que las utilidades no retiradas no pagan impuesto y entran al FUT (Fondo de Utilidades Tributables). Esta es la mayor elusión de impuestos que utilizan las grandes empresas y el 5% más rico, las PYMES no utilizan este mecanismo, ya que por razones obvias estas retiran todas sus utilidades.
El impuesto específico a los combustibles se mantiene igual con algunos maquillajes, pero en términos de rebaja serán marginales. Nada se toca para que paguen las empresas y la minería, aunque los parlamentarios de la Alianza solicitaron públicamente su eliminación. En definitiva, los consumidores tendremos que seguir pagando un alto precio y sometidos al SIPCO que demostró su ineficacia para controlar las alzas.
Sin embargo, se propone rebajar la tasa impositiva para los ingresos más altos del 40% al 36%, esperamos que se aumente el tramo de los exentos de pago de global complementario a lo menos al doble del monto actual, para favorecer a la clase media de la que tanto se habla y que exista una diferencia en el pago de impuestos entre PYMES y grandes empresas.
En resumen, es decepcionante esta reforma tributaria para los consumidores y ciudadanos. Esto significa que deberemos seguir esperando la voluntad política de tomar medidas que impliquen más equidad y trato igualitario. Para terminar con las franquicias y formas de elusión legalizada para quienes tienen más, y medidas para que la agenda social no la financien los que tienen menos.