La industrialización inclusiva y sostenible, junto con la innovación y la infraestructura, para que las fuerzas económicas sean dinámicas y competitivas.
Son estas materias, las que generan empleo e ingresos a la ciudadanía, con un adecuado desarrollo podemos disminuir la brecha de la pobreza.
Sin una adecuada industrialización, sin innovación y sin las infraestructuras necesarias, no puede haber progreso.
Estas desempeñan un papel clave a la hora de introducir y promover nuevas tecnologías, facilitar el comercio internacional y permitir el uso eficiente de los recursos.
Con ello, la humanidad podría alcanzar más y mejores distribuciones de los recursos, ciudadano del planeta y de la sociedad.
Sin embargo, todavía queda un largo camino que recorrer para que el mundo pueda aprovechar al máximo este potencial.
Especialmente, los países menos desarrollados necesitan acelerar el desarrollo de sus sectores manufactureros, en el mejor de los casos aumentando la inversión en investigación científicas.
El crecimiento del sector manufacturero a nivel mundial ha ido disminuyendo constantemente, incluso antes del brote de la pandemia de la COVID-19.
Tras la pandemia las industrias manufactureras, han sido afectadas profundamente y está provocando alteraciones en las cadenas de valor mundiales y en el suministro de productos.
La innovación y el progreso tecnológico son claves para descubrir soluciones duraderas para los desafíos económicos y medioambientales, como el aumento de la eficiencia energética y de recursos.
A nivel mundial, la inversión en investigación y desarrollo, como porcentaje del PIB, aumentó de un 1,5 % en el 2000 a un 1,7 % en el 2015, y continuó casi en el mismo nivel en el 2017.
Pese a los anterior, en las regiones en desarrollo fue inferior al 1 %.
