Calidad: el último pilar del GES, por Jorge Cienfuegos, Vicepresidente del regional Santiago del Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile.
La calidad es un concepto complejo. No es sólo un tema del material del que está hecho un objeto, o de las maneras que se entrega un servicio, es un todo que representa un concepto de “algo mejor”. Es así como en la Reforma de Salud donde nace en el AUGE (o GES) la tuvo uno de sus tres pilares: Acceso, Oportunidad y Calidad. En resumen, poder acceder a una presentación, en el momento oportuno y que sea de la calidad adecuada para obtener el objetivo deseado.
Dentro las prestaciones que podemos encontrar en el área de salud están los medicamentos y los dispositivos médicos. Ambos agentes son imprescindibles en un sistema de salud, buscando abordar diversas enfermedades o condiciones, utilizadas por gran parte de la población durante casi toda la vida en diversas circunstancias. Siendo esto así es lógico pensar que estos y su entrega fueren de la calidad óptima.
En este ámbito, una de las deudas del sistema de salud es velar por la calidad de los dispositivos médicos, que van desde un algodón hasta grandes equipamientos como un scanner, pasando por algunos muy críticos como stent coronario, marcapasos o incluso prótesis de caderas. En la actualidad solo se encuentran bajo control obligatorio en el ISP los guantes de examinación, guantes quirúrgicos, preservativos[1], agujas y jeringas hipodérmicas estériles de un solo uso[2]. Es decir, muchas de las prestaciones que estamos entregando no están asegurando su calidad porque no es posible asegurar su calidad por parte de la autoridad sanitaria. Esto se está corrigiendo en la Ley de Fármacos 2, si llega a buen puerto.
Por otro lado, la otra deuda es asegurar la calidad de los establecimientos que están entregando una parte de los medicamentos a la población: las farmacias. Estas, según el Código Sanitario son “centros de salud”, y entregan medicamentos GES, por lo que sería bastante lógico que se llegara a tener estándares de acreditación para farmacias privadas, tal y como existen los de atención cerrada (hospitales) y abierta (CESFAMs). Esto implicaría que podríamos avanzar en “servicios farmacéuticos” desde el profesional químico farmacéutico, que por ley debe estar en las farmacias, para entregar a la comunidad una mejor atención, buscando mejorar la promoción y prevención en salud y entregando la información que requiere la población para poder tomar sus decisiones de una manera informada. Esto ya existe en otros países, donde se ha visto las implicancias positivas de realizar seguimiento a las terapias a nivel local (seguimiento farmacoterapéutico), buscando más que la mera entrega de los medicamentos, la obtención de resultados en salud.
Los consumidores debemos continuar en la línea de la mejora continua de la calidad, sea de productos como de servicios, entendiendo esta como una condición imprescindible para confiar en los mercados, y como fin último para poder apuntar a ser una sociedad más desarrollada y mejor en el tiempo.
[1] D.S. Nº 342/2004
[2] D.S. Nº 1.887/2007