Por Salvador Marconi, doctor en Economía chileno-italiana y Rafael Urriola, socio de Conadecus y máster en Economía Pública y Planificación.
Más allá de estos “desaciertos” y otros errores no forzados cometidos por los personeros de gobierno, se hace imprescindible que el Presidente de la República y sus ministros puedan ser asesorados combinadamente por gente que tiene «capelli brizzolati», pero sobre todo sentido común y experiencia en la gestión de lo público.
El Registro Civil italiano aún utiliza en la cédula de identidad el término capelli brizzolati para identificar el color del cabello de las personas mayores que mezclan las emergentes canas blancas con resabios, aunque todavía notorios, de cabellos oscuros.
Esta mezcla de cualidades capilares hace pensar en el Chile de hoy. El proceso de toma de decisiones debe sustentarse tanto en la experiencia en terreno como en la capacidad técnica; en la experiencia política como en la relacionada con la gestión concreta de un aparato público siempre complejo y lleno de rutinas culturales difíciles de cambiar; en la experiencia en las organizaciones sociales como en las grandes universidades del mundo; y, sobre todo, en escuchar a la gente, atender sus más urgentes necesidades y resolver los problemas estructurales que afectan a la población y al país en general.
Atravesamos, en Chile, un interesante proceso político, con un Presidente de 36 años, acompañado de un gabinete ministerial cuyas principales características, con respecto a los anteriores gobiernos en el país, son la paridad de género y la relativamente baja edad promedio de ministras y ministros. Gabriel Boric es uno de los más jóvenes presidentes de América Latina y el Caribe.
Su programa de gobierno fue fraguado en el marco de una alianza política (Apruebo Dignidad) con una agenda de reformas estructurales tales como modernizar los sistemas de pensiones y de salud, reducir gradualmente las horas de trabajo de los trabajadores hasta llegar a estándares europeos, etc. Estas modificaciones legales debían ser financiadas con una profunda reforma tributaria que, entre otros aspectos, pretende ampliar la base de contribuyentes, redefiniendo las escalas impositivas y creando un royalty que gravaría a las empresas mineras. En la campaña electoral también se prometió un indulto que favorecería a las personas acusadas y encarceladas a partir del denominado “estallido social” de octubre 2019.
Varios son los avances que han podido cristalizarse aunque, como el propio Presidente Boric ha señalado, con un inicio de gestión caracterizado por “turbulencias” políticas, como fue el caso de la visita de la ex-ministra Izkia Siches a la Araucanía, el “papelón” del neo-embajador de Chile en España y, sobre todo, la concesión de indultos que incluyó un delincuente común que no merecía tal ventaja.
Más allá de estos “desaciertos” y otros errores no forzados cometidos por los personeros de gobierno, se hace imprescindible que el Presidente de la República y sus ministros puedan ser asesorados combinadamente por gente que tiene capelli brizzolati, pero sobre todo sentido común y experiencia en la gestión de lo público.
