Por: Manuel Baquedano M. Sociólogo de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Fundador del Instituto de Ecología Política. Socio de Conadecus.
La semana pasada el planeta superó tres veces el récord de temperatura promedio más alta. Según los científicos, estas temperaturas no se alcanzaban desde hace cien mil años y muy probablemente, antes de terminar 2023, volvamos a superar los nuevos registros.
Si durante un breve período de tiempo, nuestro país experimenta un nuevo y fuerte frente de mal tiempo con una isoterma cero elevada, y en simultáneo no hay nieve en la cordillera sino sólo lluvia, esto se deberá a que nuestro clima y nuestro invierno están siendo influenciados por “El Niño”. Debido a este fenómeno, nos enfrentaremos a una gran hiperamenaza climática. Y a este escenario sólo podremos superarlo con otro enfoque, el de la emergencia ambiental, centrado en la adaptación profunda de los territorios a una fase de la crisis.
Debemos olvidarnos de los Acuerdos de París firmados por la ONU. En estos acuerdos, los países se comprometían a alcanzar 1,5 grados de sobrecalentamiento para el año 2030 y dos grados como máximo en 2100. Lamentablemente, debido al ritmo de emisiones actual, el sobrecalentamiento ya ha alcanzado los 1,2 grados centígrados. La marca de 1,5 grados podría superarse entre 2025 y 2026 y los dos grados, 60 años antes de 2100, es decir, para la década de 2040.
No nos queda otra opción: tenemos que aceptar que las políticas de mitigación quedaron obsoletas y que tendremos que realizar una adaptación profunda al clima.
La Ley de Cambio Climático adoptada por el Congreso chileno y el actual Gobierno seguirá el mismo camino que los Acuerdos de París: en poco tiempo más se habrá quedado corta.
Actualmente, los meteorólogos chilenos están preocupados por la isoterma alta que impide que la lluvia abundante se convierta en nieve. Esta situación también está ocurriendo en la Antártica.
Según el Secretario de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el clima se volvió loco e imprevisible. En otras palabras, la naturaleza ha comenzado la búsqueda de su nuevo equilibrio natural y este punto de equilibrio no coincide con las expectativas de los seres humanos.
No hay tiempo que perder. Debemos entrar en un período de excepción en relación al clima: Chile debe declararse en emergencia ambiental. De esta forma, nuestro país reconocerá la crisis climática y podrá impulsar acciones urgentes y drásticas. Y como el período de una emergencia es incierto, tendremos que contemplar una nueva institucionalidad que nos permita afrontarla.
El domingo pasado en Irán, más concretamente en el aeropuerto de Teherán, se registraron 65 grados centígrados. Normalmente, los fenómenos climáticos se repiten después en nuestra región. Entonces, no esperemos el verano y los azotes de grandes olas de calor con los consiguientes incendios para reaccionar de forma sistémica y no exclusivamente sectorial como lo hemos hecho hasta ahora. Las olas de calor no pueden ser tratadas como fenómenos naturales. Es necesario adoptar un enfoque integral.
Ya sabemos lo que va a ocurrir. No esperemos que la crisis climática se haga sentir con toda la fuerza. Ha llegado el momento de declararnos en emergencia ambiental.