Son muchos los alimentos que hoy predominan en la moda de las dietas, la verdad es que la industria alimentaria nos ofrece opciones “saludables”, pero se contradice con los alimentos ultraprocesados.
Sin embargo, no todo es negativo, que los consumidores tengan mayor conciencia y prefieran alimentos con más y mejores cualidades para nuestra nutrición es algo bueno.
Es por esto que el mercado hoy tiene más opciones, con más variedades y disponibilidad, de alimentos que presumen ser naturales y saludables.
La verdad es que algunos si lo son, suplementos aislados, es decir que aíslan las proteínas de los carbohidratos.
La nutrición es un factor relevante en el rendimiento deportivo. El objetivo de la nutrición deportiva es aportar la cantidad de energía apropiada, otorgar nutrientes para la mantención y reparación de los tejidos y, mantener y regular el metabolismo corporal.
Entre los macronutrientes más relevantes para el deportista están los Hidratos de Carbono, cuyo aporte se ajusta de acuerdo al entrenamiento, semana previa a la competencia, día de la competición y recuperación.
El macronutriente de moda: La proteína
Primero fueron los alimentos light, luego la industria trató de borrar el azúcar, reemplazándolo por edulcorantes, ahora es el turno de la proteína.
Este nutriente está vinculado a deportistas, debido a que sirve para ganar masa muscular y aumentar el tamaño de nuestros cuerpos.
Por lo general, para lograr estos objetivos se debe consumir más carbohidratos y proteínas que una dieta común y corriente, sin embargo, estos deben ser acompañados de ejercicios de alto impacto.
Para una persona que no realiza ejercicios, que lleva una vida sedentaria o que solo cumple con los 6 a 7 kilómetros diarios de caminata no hace falta aumentar este consumo.
Esto siempre y cuando nos alimentemos de forma saludable, cumpliendo con la ingesta mínima de alimentos y nutrientes diariamente.
Hablamos de las tres comidas al día, de forma balanceada, aunque si tenemos un déficit alimenticio si se recomienda aumentar estas ingestas.
La mayoría de los productos altos en proteínas provienen de la leche y soya, pero también se pueden encontrar en carnes rojas y blancas, pescado, huevos, queso, yogur y quinua.
Riesgos
Como mencionamos anteriormente, muchos de estos alimentos y suplementos están destinados para personas que realizan entrenamientos de alto impacto.
Ante esto, consumirlos sin cumplir la condición de ejercitarse puede ser perjudicial para la salud.
Productos como mezclas pre-entreno, creatina, batidos proteínicos, ganadores de peso con alta concentración de carbohidratos son algunos ejemplos.
No se recomienda el uso de suplemento pre-entreno en aquellas personas con problemas al corazón o del sistema nervioso central por su alto contenido en sustancias estimulantes.
Combinarlos con un ejercicio que implique una actividad cardiovascular intensa podría aumentar demasiado la frecuencia cardíaca y suponer un esfuerzo excesivo para el corazón.
Los suplementos de pre-entreno suelen tener una alta concentración de cafeína, considerando que un adulto sano puede consumir hasta 400 mg de cafeína al día, estos suplementos pueden llegar a tener incluso 300 mg por unidad.
Asimismo, la cafeína y otros estimulantes pueden provocar insomnio, así que dependiendo de la tolerancia que se tenga, se debe planificar la toma de estos suplementos con mayor o menor antelación a la hora de dormir.
Los suplementos pre-entreno pueden provocar deshidratación. La necesidad habitual de beber agua mientras se realiza ejercicio aumenta debido a que la creatina requiere líquido extra para ser absorbida.
Se recomienda tener especial atención a estas sustancias, ya que pueden provocar adicción y, si se toman en ciclos, el periodo de descanso puede provocar un estado de mucha ansiedad.
Por ello, es mejor suplementarse únicamente cuando se entienda que es necesario, no de forma recurrente y siempre bajo el seguimiento de un profesional.
Algunos de los efectos secundarios más frecuentes que podemos sufrir al tomar estos suplementos son sensación de nerviosismo, temblores, alteraciones de la presión arterial o el ritmo cardíaco, taquicardia, exceso de energía, dolor de cabeza y náuseas.
