Comienza a entrar en una fase decisiva el Tratado De Asociación Transpacífico (TPP). El Presidente Obama está resuelto a concluirlo este año y pretende que sea su legado internacional no militar más importante.
De lograrse, se trataría del acuerdo comercial regional más relevante de la historia, el que tendría significativas implicancias para Chile. El marasmo de los acuerdos multilaterales a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el virtual agotamiento de los bilaterales abrieron una nueva etapa de negociaciones en bloque en el atlántico y en el pacífico, que más adelante podrían converger.
Concurren a las negociaciones del TPP doce países que representan sobre el 40% del PIB mundial. Incluye a E.E.U.U. y Japón, la primera y tercera economía mundial, y a las principales de la cuenca del pacifico, excepto China, que podría sumarse más adelante.
De América Latina participan México, Perú, y Chile. Están ausentes Ecuador y Colombia que están fuera de APEC.
Chile ha sido señero por su temprano compromiso con el libre comercio en la década de los setenta y, más adelante, con la consecuente suscripción de una veintena de tratados liberalizadores, con su incorporación al APEC, la Alianza del Pacifico y con su impulso del P4, junto con Nueva Zelanda, Brunei y Singapur, que confluyo en el TPP mediante Estados Unidos y la otras economías participantes en este proyecto.
El intercambio de Chile con los países del TPP alcanzó a US$ 45.763 Millones en el año 2014: reúne un tercio de las exportaciones chilenas y casi el 60% de las inversiones extranjeras en Chile.
Esta semana es decisiva, pues los negociadores, reunidos en la ronda de Hawái, buscan cerrar los temas pendientes. Está en juego la capacidad de nuestra diplomacia para una negociación que satisfaga el interés nacional.
Algunos de los asuntos por definir afectan a la autonomía de los países signatarios. Es el caso de la agraviante certificación unilateral que hace Estados Unidos sobre la habilitación de la legislación interna de los países signatarios para acceder a los beneficios del TPP; de las confusas reglas sobre el nivel mínimo de trato para los servicios financieros y para evitar la manipulación de las monedas, de las restricciones sobre los encajes y depósitos obligatorios para aportes y créditos extranjeros, y de las prohibiciones de subsidios a la pesca en caso calificados. También hay desacuerdo en el tema de las rígidas y exageradas sanciones civiles y penales por el uso ilegal de decodificadores para señales satelitales televisivas.
Más graves aún son la normativas propuestas sobre propiedad intelectual en lo relativo a las patentes, las que podrían impactar significativamente en los precios, competentes y acceso a los medicamentos biológicos y genéricos en general. Las presiones de la industria farmacéutica norteamericana pretenden imponer normas que rompen el necesario equilibrio entre los incentivos para el desarrollo de nuevos productos y el acceso razonable a medicamentos de bajo costo, en perjuicio de 800 millones de personas y de los gastos privados y públicos de salud de los países signatarios. E l encarecimiento se estima en varios billones de dólares como resultado del proyectado lenguaje sobre conexión y por la extensión de los plazos y exclusividad de las patentes, que se busca ampliar desde 5 a 12 años para medicamentos biológicos.
Entre los aspectos atractivos de este convenio destacan su cobertura a los mercados de las economías más dinámicas; La amplitud de sus disciplinas para los diversos bienes y servicios liberalizados; su potencial para nuevos mercados y el establecimiento de reglas que deberían predominar en el comercio mundial. El interés por incorporarse al TPP depende de solucionar previamente algunas de las estipulaciones propuestas.
Fuente: El Mercurio
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21 Nov 2024